Oliverio Girondo por Leopoldo Marechal

Sus dientes saltan de la mandíbula,
como si huyeran a morder un fruto quimérico.
El “casus belli” de su melena
trae recuerdos de malón
y llora por la vincha de plumas:
su melena no sabe
que lleva un penacho de sueños!

Su voz
tiene una ronquera de estilos gauchos,
una denotación de fusil de chispa,
un sabor de ginebra pampa.
Los vocablos se despeinan en sus dientes
y estallan todos juntos, como una gruesa de cohetes...

Ha galopado por la tierra
en un parejero de locura,
arrojando sus boleadoras querandíes
sobre los paisajes huyentes como venados.
La aventura en el anca de su potro
tiene percales de Vicenta...

En sus cantos hay una sal gruesa de fogón,
huidas de tropilla chúcara,
ayes de guitarra
cristalizados en chingolos de vidalita!
Ha vestido las ciudades del mundo
con el poncho y el chiripá
y les ha lavado los ojos turbios
con un pañuelo de amaneceres indianos.
Vuelto al pago, ahora
ve llegar la volanta del porvenir.